29 d’agost del 2004

29/08/2004 - Tuc de Mulleres


Tras un largo y pesado viaje en coche, llegamos al parking que hay encima de la boca sur del Túnel de Vielha, al lado del refugio del Espitau de Vielha (1626 m).
Desde aquí ya se puede ver el Tuc de Mulleres en la distancia. Tenemos un perfecto día de verano, estiramos un poco las piernas y después de los cuatro preparativos habituales nos cargamos las mochilas a la espalda y emprendemos la caminata. Vamos paseando y charlando con mucha calma, tenemos todo un largo día veraniego para llegar hasta el refugio de Molières, donde tenemos pensado dormir.
Pasamos el túnel por encima y cogemos una agradable pista muy marcada que planea por verdes prados. Así paseando, llegamos a la sombra de unos primeros árboles y al refresco de una cascada que superamos por su margen izquierda siguiendo un camino que asciende por entre el bosque. Una vez hemos superado esta cascada el camino, siempre por el margen izquierdo del río, llanea primero para luego hacerse más pendiente hasta el punto de zig-zaguear para ganar altura alejándose del agua. Esta subida nos ha puesto las pilas o más bien nos las ha gastado. Suerte que una vez acabada la subida, ya nos encontramos a mano derecha y un poco escondido, aunque encima de un promontorio, el refugio de Molières (2360 m).
Llegamos hasta el refugio, descargamos las mochilas y echamos un vistazo.
Es un refugio prefabricado, una estructura metálica pintada de naranja con una franja azul. El interior está recubierto de madera y tiene literas con colchones para 12 plazas justitas. Estamos solos, tenemos todo el refugio para nosotros.
Más o menos debe de ser la hora de comer, al menos nuestros estómagos así lo creen. Nos preparamos una buena comida, con tranquilidad, sin prisas…de vez en cuando ya se agradece tomarse las cosas con un poco de calma.
Estamos acabando de comer cuando de golpe empieza a aparecer gente por todas partes. Debían estar escondidos por que han llegado varios grupos y casi, casi a la vez. Primero se esfuma la idea de estar solos, después la de estar tranquilos y por último la de simplemente estar.
La tarde la pasamos medio somnolientos, con cortos paseos y algún que otro paso de bloque por entre las rocas de las inmediaciones.
Llega la noche, mejor un vivac que dormir acinados en una caja de madera. La noche está estrellada, no hace mucho frío y encontramos una zona plana y con hierba, ¿que más se puede pedir?. Cenamos, un té y a dormir.
Nos levantamos pronto, almorzamos algo y nos ponemos en marcha. La noche ha sido perfecta y salimos con ganas.
Cogemos de nuevo el camino., siempre muy marcado, que sigue remontando el valle por la ladera derecha y dejamos los lagos Inferior y Superior de Molières a nuestra izquierda. Llegamos hasta el Coll de Molières (2928 m). Aquí hacemos una corta y fácil grimpada hasta alcanzar la cresta. Una vez estamos en lo alto del collado se supone, por lo que he podido leer, que hay una magnífica vista sobre todo el macizo de La Maladeta con el Aneto, Maladeta, Russell, Tempestades…pero una espesa niebla con mala pinta lo tapa todo. Reposamos unos minutos y nos ponemos de nuevo en marcha, parece que el tiempo está empezando a cambiar y ahora un fuerte viento hace que empiece a refrescar el ambiente. Gordo pasa primero, giramos a la izquierda y subimos por la fácil y entretenida cresta hasta un hito bastante grande. Cuatro pasos más y ya estamos junto a la cruz de la cima del Tuc de Mulleres (3010 m).
Nos hacemos las fotos de rigor, ahora hace frío y se está tapando todo, y enseguida empezamos la vuelta. Una vez llegados al refugio por el mismo camino, paramos a comer algo mientras una espesa nube cargada de lluvia cubre totalmente las cimas y nos acompaña hasta el coche.